Es cierto que para vivir la vida plenamente se requiere de una buena dosis de aventura y Ángel es el típico niño que quiere subir a lo alto de cada árbol, observar con sus prismáticos lo que hay a lo lejos, buscar refugio al caer la tarde, en definitiva hacer sus sueños realidad. Ese espíritu aventurero es el que le ha llevado a alcanzar su primera comunión. Por todo ello damos nuestra enhorabuena y felicitamos a todos los niños que, como Ángel, se apasionan con el viaje de la vida.
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